
Por qué caminar es tan beneficioso para la salud
Pasear al aire libre previene el dolor, fortalece el corazón, mantiene las articulaciones jóvenes e incluso es bueno para los bronquios. Con cada paso que damos por la naturaleza podemos extender nuestras vidas horas, días o años.
Diversos estudios han demostrado que una caminata de alrededor de dos o tres kilómetros al día es suficiente para reducir significativamente el riesgo de ataque cardíaco y accidentes cerebrovasculares. Una de las causas de estos beneficios es que el contacto con en el aire fresco activa nuestra circulación y hace que nuestras arterias sean más elásticas.
Movimiento suave para las articulaciones al caminar.
El suelo blando del bosque formado por numerosas ramas y hojas, permite a las personas con dolor de espalda y problemas en las articulaciones dar un paseo sin dolor. La carga de choque en el pie, la rodilla, las articulaciones de la cadera y la columna se amortigua.
Al mismo tiempo, caminar por un terreno irregular entrena nuestros músculos y aumenta la producción de líquido sinovial. El cartílago está mejor provisto de nutrientes y los huesos y las articulaciones se fortalecen a largo plazo.
Los sonidos de la naturaleza.
El verde de los abetos, el cantar de los pájaros, la sonido del agua bajando por el arroyo: un paseo por la naturaleza puede, sin duda, aliviar el dolor. Esto ha sido confirmado por diversos investigadores estadounidenses. Y es que solo mirar un paisaje o escuchar el sonido de la naturaleza desde la cinta transportadora es suficiente para lograr diversos efectos positivos.
Según un estudio reciente, después de una cirugía, aquellos pacientes que podían ver el bosque desde su ventana necesitaban menos analgésicos que los que no. En otro estudio, los científicos pudieron demostrar que los sonidos naturales reducen significativamente el dolor durante el tratamiento dental.
Bálsamo para el tracto respiratorio.
Respira hondo, por favor , y disfruta del aire fresco y claro del invierno en plena naturaleza. Esto no solo es bueno para nuestros pulmones, sino que también vigoriza todo el cuerpo. La razón: el aire es mucho más seco y denso en la estación fría. Con cada respiración tomamos alrededor del diez por ciento más de oxígeno que en los calurosos días de verano. Y la proporción de partículas de polvo que contaminan los pulmones es, por supuesto, hasta un 90 por ciento menor que en la ciudad.

